martes, 27 de marzo de 2007

COMO EN LOS DIAS DE NOAJ (2).

Estudio sobre: Mas como en los días de Noé… Mateo 24: 37.


EL PRECEDENTE.

Los logros de Avraham, Moshé y David tuvieron, todos, sus precedentes en la vida de Noaj.

Como Avraham, Noaj preservó su integridad en una generación perversa. En una época en la que "la tierra se llenó de violencia" y "toda carne corrompió su hábito sobre la tierra"[10], Noaj resistió su influencia y hasta intentó apelar a su generación para que enmendara sus hábitos y evitara la catástrofe[11]. En las palabras de Di-s a Noaj: "Sólo a ti te he visto justo ante Mí en esta generación"[12].

Como Moshé, Noaj sentó los cimientos de un nuevo mundo, uno que tuvo una medida mayor de estabilidad que aquel que le precedió.

Al salir del arca, Noaj fue padre y construyó el mundo postdiluviano y provocó la promesa de Di-s de que nunca habrá de quebrantarse nuevamente el sistema de la naturaleza: "No volveré a maldecir a la tierra a causa del hombre... ni golpearé nuevamente toda la vida como lo he hecho. Todas las estaciones de la tierra -tiempo de siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, día y noche- nunca habrán de cesar"[13].

Y Noaj presidió un saboreo previo de la perfección mesiánica. Su arca, que flotó durante todo un año sobre las aguas del Diluvio, fue un mundo en el que todas las especies -incluyendo a aquellas que naturalmente rapiñan unas a otras- moraron en perfecta armonía.

El arca de Noaj fue un precedente microcósmico de un mundo en el que "el lobo morará con el cordero" y las fuerzas más antagónicas de la naturaleza "no harán daño alguno ni destruirán... pues el mundo se colmará del conocimiento de Di-s como las aguas cubren el lecho del mar"[14].

Tiempo Presente


No obstante, Noaj fue un hombre justo en sus generaciones, pero "no suma nada" cuando es medido frente a los logros de Avraham, Moshé y David.

Los pecados de la generación de Noaj fueron la violencia, el robo y la promiscuidad moral. Noaj reconoció (como lo haría cualquier hombre cuerdo) la auto-destructividad de su comportamiento y no quería tomar parte alguna en él. También reconoció lo que semejante conducta presagiaba para la supervivencia de la vida sobre la tierra e hizo todo lo que estaba en su poder para convencer a su generación de la insensatez de sus actos. El mundo que organizó al salir del arca fue uno más estable porque se fundaba en los principios del juego limpio: el respeto mutuo por la vida, la propiedad y la familia[15] (provocando la promesa de Di-s de no destruir el mundo aun si el hombre retrocediera temporariamente).

Incluso la armonía mesiánica que predominó dentro del arca era utilitaria: si el mundo debía ser reconstruido de nuevo, el lobo y el cordero tendrán que aprender a vivir el uno con el otro durante trescientos sesenta y cinco días.

En contraste, el enfrentamiento de Avraham con el mundo no era el de comportamiento civilizado contra uno incivilizado, sino el de paganismo en oposición a la creencia en el Di-s Unico, de una vida que rinde culto a sí misma en oposición a una dedicada al servicio del Creador.

Moshé estabilizó el mundo no con un código cuyo propósito es civilizar la vida, sino con la Torá, cuyo propósito es servir a Di-s y concretar Su objetivo con la Creación.

El Rey David introdujo (y el Mashíaj concluirá) una dimensión supra-natural de armonía y perfección en el mundo, no para asegurar su existencia continua, sino para revelar la infinita perfección y armonía de su Creador.

Noaj fue su precedente y posibilitador, tal como la niñez es el precedente y posibilitador de la vida adulta. Pero un adulto que repite las más impresionantes hazañas de la niñez obtendrá condena, no alabanza.

Nadie culpa a un niño por hacer lo correcto a fin de recibir una recompensa o por evitar el comportamiento negativo por miedo al castigo; su auto-centralismo es adorable y sus actitudes manipuladoras encuentran una sonrisa de aprecio. Como adulto, las mismas conductas lo demarcan como un individuo egoísta, miserable e inmaduro.

A ello se debe que el Zohar hable en presente cuando dice de Noaj: "pero en... las generaciones de Avraham, Moshé y David, no suma nada".

Cuando la Torá enfatiza que Noaj era un hombre justo en su generación, esto no es para empequeñecer su grandeza; por el contrario, en su época, cuando el mundo estaba en su infancia espiritual, sus logros representaron lo máximo del potencial humano. La Torá desea, más bien, contarnos que tras los adelantos hechos por Avraham, Moshé y el Rey David, no debemos considerar a Noaj como nuestro modelo: en un mundo que ha madurado más allá de la moralidad utilitaria de su niñez, el carácter de justo de Noaj no suma nada.

Basado en Likutéi Sijot, Vol. XXXV, págs. 15-23

Notas:
5. Talmud, Shabat 88a: "'Desde los cielos Tú hiciste oír ley; el mundo tembló y se calmó' (Salmos 76:9)... Primero tembló y luego se calmó... Pues Di-s impuso una condición con la obra de la Creación: si Israel acepta la Torá, existiréis; si no, Yo os devolveré a la nada".
10. Génesis 6:11-12.
11. Talmud, Sanhedrín 108a.
12. Génesis 7:1.
13. Ibíd., 8:21-22.
14. Isaías 11:6-9.
15. Esta es la esencia de las siete leyes básicas de la civilización ("Leyes Noájicas") reiteradas a Noaj y a sus hijos después del Diluvio (véase Génesis 9:4-7; Talmud, Sanhedrín 56b; Tosafot, ibíd., sobre "Lo Nitztavé"). Estas leyes se basan en la creencia en Di-s como el único y auténtico fundamento de la moralidad, pero su objetivo es la civilización, más que la santificación, de la vida sobre la tierra (véase Likutéi Sijot, Vol. V, pág. 159).